Todos los seres residen en la conciencia de un modo adecuado a su naturaleza.

Las moscas, los gusanos, como otros animales y plantas, todos ellos tienen sus deseos y aspiraciones. Para ellos sus deseos son enormes obstáculos que pueden ser insalvables, cuando no se tiene capacidad para realizar los deseos.

Los pájaros nacen y mueren en el espacio vacío.  Las hormigas encuentran alimentos y se sacrifican para acumular alimentos para sus hermanas.

La diminuta mosca que vuela por una habitación tiene la misma dignidad que un poderoso buitre

Las ideas de posesión e individualidad son idénticas en los seres humanos.

Los gusanos se esfuerzan como nosotros por conseguir sus medios de subsistencia, porque aman la vida igual que nosotros.

Las vacas y otros animales parecidos no ponen gran interés donde residen, como un esclavo no pone gran interés en conocer nuevos países que considera parecidos al que habita. Pero todos sienten placer y dolor excepto aquellos animales libres que no tienen sentido de propiedad.

Un brote vegetal siente cierta molestia cuando es mordisqueado por un gusano. Como al hombre dormido siente malestar cuando le pica una pulga.

Los árboles están como dormidos y lo mismo ocurre en los objetos inertes como las rocas. Ese estado de sueño no experimenta conciencia infinita por tanto no hay división, ni clasificación.

Cuando la ola se sumerge en el océano, no por ello desaparece el agua que la ha formado. Cuando el cuerpo desaparece, la conciencia permanece.

La gran diferencia entre los gusanos y los hombres está en la compresión de las palabras. Cuando se comprende la verdad se percibe que no hay nada separado del Ser. Todo es Conciencia.

Cuando el conocimiento es borroso surgen las doctrinas erróneas.

La ciudad soñada es un juego de la mente que aparece en la mente infinita del soñador.

Lo mismo ocurre con este Universo: es conciencia pura y nada más que eso.