
Decía el dulce y amoroso RUMI, escribiendo desde su corazón iluminado: “ELEVA TUS PALABRAS NO TU VOZ, es la lluvia la que hace crecer las flores y no los truenos”.
Las palabras son sonidos, cada palabra tiene su sonido específico. La elevación de la palabra no se produce con el tono de voz, ni con los gritos. Las palabras pueden ser mudas en la mente y gozarse su vibración internamente, y la palabra hablada emite un sonido que produce un efecto en el medio ambiente y en todo aquel que la escucha. Una nota musical en la partitura es como una palabra en el nivel del pensamiento. Bethowen gozaba en su silencio sordo. La Música es para elevar las notas y producir el efecto deseado.
Elevar las palabras quiere decir ensalzarlas, llevarlas a un nivel de alto entendimiento.
Es la sabia conjunción de las palabras lo que producen la elevación. Saber componer es saber elevar, ensalzar, llevar a un alto nivel de consciencia a quien escuche, o a quien lea, porque la palabra escrita tiene su musicalidad.
Los grandes maestros de la música han conseguido elevar la consciencia de muchas personas con sus genialidades, sus composiciones mostraban su elevado nivel de consciencia. Inspiraciones musicales nacidas del silencio.
Entre las notas hay silencios, tal como en las palabras. Cuanta más capacidad de silencio tenga el autor, mejor será su musicalidad o escritura. Incluso el temple crea verdaderas obras de arte.
El empeño por ser escuchado no se consigue con la voz alta. Muy acostumbrados estamos a los tonos fuera de lugar. Hasta los políticos abusan de tonos más altos para sacar titulares. Son malformaciones que el pueblo aprende, copia y repite.
La pared es dura y allí rebotan los sonidos, los corazones endurecidos no captan frases que no están en su línea, quizás entiendan mejor un tic toc, que no hacen tilín en la conciencia, aunque ponga al cuerpo a danzar.
Los truenos de las voces no son elevaciones, al revés, producen un efecto de decadencia inmediata. Los rayos no suben al cielo, caen desesperadamente en la tierra.
Las frases son un conjunto de palabras y que tienen su efecto más por la forma conjugada que por las palabras en sí. La conjunción es más que la suma de las palabras.
Los truenos son manifestaciones de corrientes internas. El cerebro humano tiene sus corrientes y cuando el estrés es alto se producen alteraciones de corrientes difíciles de frenar. Son fenómenos naturales que tienen sus causas no vinculantes al cielo. No son pertenencias sino adquisiciones, por tanto, no hay una culpabilidad única o personal. Son consecuencias que no merecen ningún tipo de castigo sino de buen trato o tratamiento. El castigador es un mal-educado. No hay que castigar al castigador, hay que poner a dormir al viejísimo sistema educativo, carente del arte de Educar, de extraer el conocimiento interno que reside en la conciencia y no embutirlo.
El hablar o escribir tiene su responsabilidad por las consecuencias. Cada acción tiene su reacción. Por eso la ley natural invita a cada criatura a actuar sin dañar, y a fomentar las acciones que creen armonía, progreso, bienestar, salud y libertad.
Desde que la comunicación empezó por las ondas de radio, prensa, TV y ahora los peligrosos medios sociales; cualquier elevación de palabras tiene un efecto multiplicador tremendo. Si se engaña a una persona se comete un fallo, pero si se engaña a un billón será un billón de fallos. Por eso hay que ser muy cuidadosos con las cosas que se escriben en los medios. Las formas hay que medirlas bien, hay que mantener un alto grado de respeto y comprensión. Hablar o escribir sin dañar es muy importante para la evolución personal.
Mentir, difamar o usar titulares sacados de contexto para producir un efecto negativo son truenos, que luego caen en la propia cara.
Mal agricultor es aquél que pretende crear un campo nuevo y no riega las raíces de las plantas. Los que quieren cambiar el mundo deben ser ejemplos de vida, y lo más importante es no herir, abusar o empobrecer.
Cultura es cultivar, las palabras que crea una musicalidad y armonía cultivan a las personas. Se dice que viendo a la choza se ve al pastor, viendo cómo se habla o se escribe el propio autor queda retratado.
Mucha responsabilidad tenemos todos los que invadimos los medios sociales, bien sea con opiniones enfrentadas, descalificaciones o formas de cultivar para retomar la vía de la paz social.
Usar la guadaña para cultivar flores es un método nefasto. Un profesor que castiga o descalifica públicamente, y hunde a un alumno por haber cometido un error, no es propio de un Educador. Por muy mal que lo haya hecho, la buena mano educativa puede hacer del mal estudiante alguien grande y entregado al estudio.
Es el arte de Educar, de crear Cultura y Vida a través de la palabra.
Nerja, 28 de Septiembre de 2025.-
José Antonio Cordero Gil
Director de BIOesVEDA
Agricultura Vedica S.L
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