Abandonarse es una mala decisión. Nacemos con la libertad de tomar y retomar nuestro camino, pero lo que no se puede hacer ni nada ni nadie es autodestruirse, nadie podrá destruirnos.

Incluso en la adversidad, se puede encontrar la manera de revertir lo que se ha sufrido, mejorar no es posible pero fortalecerse sí es posible para el futuro.

Hay situaciones adversas que nos rompen por dentro, y se rompe el canal que nos conecta con lo universal. El sistema nervioso que nos conecta con todo, debido a tanto estrés, traumas y situaciones adversas se debilita tanto que la conciencia dificulta, es decir, la capacidad de estar alerta se reduce considerablemente; esto se puede calificar como embotamiento mental, pérdida de sensibilidad e intuición, embrutecimiento y conductas inapropiadas.

Abandonarse a sí mismo, no definir bien la propia vida personal, saber lo que hacemos y por qué lo hacemos, perderse en deseos egoístas, salirse de la inteligencia universal es permanecer fuera de la protección de la Naturaleza.

Para avanzar con seguridad, es necesario el apoyo y la protección de la Naturaleza.  Es muy importante no dar la imagen ni hacerse víctima de la adversidad. Es muy importante reconocer que los desastres naturales, buscan recomponer, que retomemos la vida en la dirección evolutiva.

Ya sea que la adversidad provenga de nuestro propio abandono o venga como consecuencia del pasado, debemos tener claro que esos desvanecimientos o caídas de nuestro imperio personal, cuando todo parece sombrío y no encontramos la manera de ver las cosas bellas, la naturaleza de la vida nunca nos abandona, siempre está creciendo por dentro.

Cuando la vida parece estar terminando para nosotros, aparece el principio invencible de la Naturaleza y llega la ayuda.

Nerja, 31 Enero de 2025.-