Las llamadas de atención que vienen de fuera cuando saben sacar lo mejor de uno mismo son muy positivas; todo lo contrario sucede al hacer leña del árbol caído que no indica maestría sino un autoritarismo egoísta y vanidoso. Vapulear al débil no lo hacen ni los toros. La autoridad no reside nunca en la vara sino en el sabio lenguaje que llega al corazón.

Si un buey puede aprender, un niño lo hará antes y mejor.

Quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija.

La mejor educación siempre dará los mejores resultados, la infancia bien guiada tiene resuelta la mitad del éxito en la vida.

No siempre se tiene la suerte de refugiarse en una buena sombra, como la atenta mirada de alguien que nos protege y nos guía, cuando falta la voz de la guía, es necesario recurrir a la fuente que existe dentro de nosotros mismos, para ello es necesario avivar la conciencia interna para hacerla cada día más consciente.

El conocimiento verdadero fluye desde el campo de la conciencia pura.

Saber darse toques de atención creará una personalidad más fuerte y sólida. La voluntad de hacerse así mismo y salir del hoyo es también una responsabilidad personal, porque nadie marca nuestro camino, se hace camino al andar.